El bloque opositor, constituido en la fuerza tripartidista Va por México, que integran el PAN, el PRI y lo que aún quede del PRD, vive sus últimos días de vida tal como lo conocimos.
Y la ruptura interna, completamente comprensible e incluso esperada, ha sido provocada justo por el hombre que creó, financió y estructuró ideológica y políticamente esa alianza: el empresario conservador Claudio X González.
Aunque el domingo 5 de junio el propio empresario festejó públicamente los escasos triunfos que la alianza obtuvo en las elecciones estatales, y hasta lanzó la icónica frase “hay tiro en el 2024”, la realidad interna es muy distinta: el mal cálculo político, la carencia de un proyecto definido, la bizarra constitución ideológica y sobre todo la incapacidad de la Alianza por México para ofertar una contrapropuesta real y atractiva para el electorado, terminó por hacer naufragar ese engendro político.
En apenas dos años de alianza, el PRI perdió más de 10 gubernaturas que tenía en su poder antes de 2018, el PRD se convirtió en una fuerza en proceso de extinción, ya sin siquiera registro en una buena parte del país, y el PAN, quizá el partido menos golpeado en esta ecuación, navega sin apenas rumbo con un puñado de gubernaturas en las manos.
El electoral mexicano no es tonto. Nunca lo ha sido. Sabe que el odio no suma en los procesos electorales, por más que se lancen bombardeos mediáticos de denostación contra el Presidente, de tergiversación de las realidades regionales, de estigmatización y polarización política y social. El odio no suma, y una campaña que sólo ofrecía insultos y descalificaciones, pero no un proyecto social, político y económico claro, definido y coherente, estaba destinada al fracaso.
Después de la derrota, la organización Mexicanos contra la Corrupción, que ahora sabemos es el brazo de golpeteo del empresario X González contra sus adversarios, ha sido utilizada en contra de uno de sus propios aliados, y ese es el síntoma inequívoco de que la alianza Va por México llegó a un punto de quiebre.
Las acusaciones directas de corrupción, enriquecimiento ilícito y utilización de recursos públicos para su beneficio personal, que lanzó Mexicanos contra la corrupción contra el aún presidente del PRI, Alejandro Moreno, han generado un cisma interno y la percepción de que Claudio X desecha a quien no le sirve, a golpe de «celadas pseudoperiodísticas», como las calificó el propio Alejandro Moreno.
La ruptura interna, inevitable casi, dejará un escenario de caos en la oposición: partidos pulverizados, dirigentes desacreditados, y una carencia casi total de figuras que hagan sombra a la poderosa y muy popular imagen presidencial, que navega prácticamente sola rumbo hacia el 2024.
Una ecuasión difícil de resolver en apenas dos años.
La oposición está en crisis y lo peor de ese escenario es que el anunciado «tiro en 2024» parece que sí ocurrirá, pero dentro de la misma alianza opositora, y puede convertirse muy fácilmente en una verdadera golpiza, donde el PRI, el PAN y el PRD pierdan mucho más que sólo algunos dientes.