Un tumulto entusiasta, diríase eufórico, se forma en torno de las portezuelas del autobús. Las afueras de Tixtla, esa tierra ensangrentada de la sierra guerrerense. Sabemos quiénes son cada uno de los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, el GIEI, porque madres sin hijos normalistas cuelgan sobre sus cuellos collares de flores amarillas, abrazos, llanto.
El pueblo, según dicen las reseñas periodísticas y reflejan los videos, está expectante:
– Vamos a respaldar todo este trabajo que hicieron nuestros compañeros expertos… y por lo tanto, que no quede duda, hoy el Estado mexicano está pisando o pisó en la cuerda floja ¡¡y hoy se derrumbó!!- dice uno de esos padres que buscan a sus hijos. Y estallan los aplausos. En medio de un griterío que clama justicia, verdad y otra vez justicia, estallan los aplausos.
Delante de la mesa de trabajo colocada en el auditorio de la Escuela Normal Isidro Burgos, están los rostros de los muchachos vueltos pancartas. 43 estudiantes normalistas. Desaparecidos todos cerca de Iguala. Y detrás de sus cartulinas están Claudia Paz, la abogada guatemalteca; Carlos Beristáin, el defensor de derechos humanos español; Francisco Cox, el abogado chileno; Alejandro Valencia, el promotor de derechos humanos colombiano. La abogada Ángela Buitrago, también colombiana e integrante del GIEI, no está en el encuentro.
Un día antes han presentado en la ciudad de México los pormenores de un informe sobre la desaparición de los muchachos normalistas en Ayotzinapa, luego de seis meses de trabajo, y ese acto parece tener el efecto de un terremoto con epicentro en pleno Palacio Nacional. Pero peor.
De los discretos “viene fuerte”, que se ventilan en la ciudad de México a finales de agosto, a la demoledora contundencia del informe de casi 600 páginas que se difunde días antes de cumplirse el primer aniversario de los acontecimientos en Guerrero, hay un abismo. El mismo abismo por el que cae la credibilidad internacional del gobierno de Enrique Peña Nieto y su “verdad histórica”.
Los padres, delante de los expertos, no se cansan de decirlo: el gobierno nos mintió. Sí, es cierto, señores. El gobierno nos mintió. Y queremos a nuestros hijos.
Y no sólo eso: con el trabajo pericial realizado por el GIEI caen por tierra buena parte de los supuestos periciales que los expertos de la Procuraduría General de la República dan como “verdad histórica”. Se abren algunas de las claves que explican una verdadera tragedia humanitaria vivida en México. Se abre una esperanza, que en tiempos de muerte es aliento de vida.
Llevan nuestro corazón…
“Ese lazo con las víctimas de Ayotzinapa ha sido fundamental. Y es así en todos los casos en los países del mundo, especialmente de desaparición forzada, al menos eso he visto”, dice Carlos Beristáin.
Es un hombre de mediana estatura, de hablar pausado, con un marcado acento ibérico. Está sentado en el recibidor del hotel donde se hospeda. Está cansado. Ha llegado de Guerrero hace un par de horas, tras una jornada maratónica. Como todas las que ha vivido en México.
-Son el motor de la persistencia. Hacen que el caso no se caiga cuando todo el mundo está cansado. Y ese es el factor clave que ha permitido, no es sólo la lucha por los desaparecidos, una cultura de derechos humanos. Han sido los familiares los que han impulsado la historia, por ejemplo las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, cuando estaba todo cerrado y no había nada más que el escenario de impunidad. Empezaron a buscar a los nietos. Así se abrió el espacio político y la democracia para el país. Esos factores deben serles reconocidos a los familiares, y no verlos como un obstáculo o alguien que se manifiesta y no confía- dice. Sus ojos son dos cuencas rojizas. En la frente nace el sudor. A pesar de que la conversación se extiende, no pierde la serenidad. Ni el ánimo. Mira hacia el frente como si repasara las imágenes.
-¿Qué le han dicho los padres de familia?
-La cosa más hermosa que se puede decir… y no es retórica: ustedes se llevan nuestro corazón. He trabajado con muchas víctimas. Cuando te cuentan, para ti puede ser una historia más de las miles que has escuchado de terror, pero es su corazón lo que ponen en la mesa. El testimonio late, no es una historia fría, cerrada. Esa es una actitud de confianza enorme porque puedes lastimar fácilmente cuando alguien te pone el corazón en la mano.
– Debe ser muy difícil…
– Sabes que hay mucho dolor. Es difícil. Durante la investigación, fuimos a hacer el reconocimiento de la ropa. Había prendas que no se habían procesado. Pedimos tomar muestras para determinar a qué muchachos correspondían. La ropa y los objetos en los casos de desaparecidos son las cosas que nos humanizan, pues es algo que llevaba puesto, un recuerdo. Y a la vez… es el último hilo de sus hijos, antes de la detención. Psicológicamente es muy duro. Toca una fibra profunda del sentido de humanidad de todos. No sólo es una muestra genética, hacer una identificación. También tiene que ver con sentimientos y convivencias – dice.
Hechos
Hechos.
El GIEI examinó las 4 diferentes versiones existentes en el expediente sobre el destino de los normalistas. Dichas versiones son: que fueron llevados a Loma de Coyotes, a una Casa de seguridad de las Lomas, al basurero de Cocula y que se trataba de un ataque a un autolavado denominado Los Peques de los Benítez Palacios. Dichas versiones tienen fuertes diferencias entre sí, algunas de ellas se contradicen con los hechos demostrados, y cada una de ellas muestra diferencias en cuanto a las declaraciones de los inculpados con numerosas discrepancias, versiones y distintos señalamientos. Dichas contradicciones e inconsistencias suponen numerosas dudas para la investigación.
Debido a que la versión señalada como más verosímil en la investigación de la PGR era la del basurero de Cocula y las contradicciones existentes entre las confesiones, el GIEI encargó la realización de un peritaje sobre dinámica del fuego en dicho basurero. El estudio fue realizado por un experto internacional en fuego e investigaciones de ese tipo, cuyas conclusiones son recogidas en el informe.
Dicho estudio contrasta los testimonios de inculpados, el tiempo referido de la quema, el combustible que se señala que se utilizó, la inspección del lugar y el diálogo y examen con los peritajes realizados por la PGR anteriormente. Sus conclusiones muestran que la quema de 43 cuerpos en dicho lugar, en el tiempo de 15-16 horas señalado en los testimonios no pudo haber sucedido.
“Ya me cansé”
Es el siete de noviembre de 2014. El Procurador Jesús Murillo Karam ofrece una conferencia de prensa que se prolonga por más de una hora. Quizá dos. Responde una cascada de preguntas en torno de lo que él mismo define como “verdad histórica”. Cualquier cosa que eso signifique.
Al micrófono, ufano, hace desfilar una danza de números oscuros, fatales:
Ciento cuarenta policías ministeriales. Cincuenta y dos agentes del ministerio público, con sus treinta y tres personas auxiliares. Y los peritos especializados: ochenta y siete.
Es el contingente de especialistas que, en número, trabajan en la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales para la averiguación SJAI/DGAJ/00081/2015.
Trescientas doce personas. Son 312, para quienes gustan de la visualidad de las cifras. Tres centenares de empleados de la Procuraduría mexicana, quienes viajan a Guerrero para investigar la desaparición de 43 muchachos estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
Después de alrededor de 65 preguntas, Murillo Karam ya no preside el atril, lo utiliza como soporte:
– Nosotros tenemos competencia a partir de que se determina la participación de delincuencia organizada – dice al último reportero que le pregunta y da por terminada la sesión.
– ¡Muchas gracias! – dice al micrófono Murillo y de inmediato, mirando hacia su equipo de Comunicación, suelta una mueca y un suspiro: ¡Ya me cansé!
“Muchas gracias… hemos agotado todas nuestras preguntas”, dice una voz en algún lugar de la sala.
La cámara enfoca a Murillo. Su rostro. Su calvicie. Su cansancio.
La fortaleza que transmiten ellos, los padres
Su voz en el Skype tiene ese dulzor de entonación de los guatemaltecos. Esa especie de susurro de quien, aunque hable de las cosas más terribles, parece cantar una canción de cuna:
– Desde que nos nombró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para mi estuvo clara la enorme responsabilidad de colaborar con el Estado y con las instituciones en la investigación de este caso. Y quizá, lo que me ha provocado, es que se ha profundizado esta responsabilidad después de ir a la escuela Normal y encontrarnos con los padres… es un desafío muy grande y una responsabilidad muy fuerte para nosotros.
– Supongo, Claudia, que su encuentro personal con la gente de Tixta, de Iguala, con los deudos de Ayotzinapa, debió remover sus fibras profesionales pero también personales…
– Sí. Sí. Siento mucha admiración por la fortaleza y por la perseverancia de los familiares, por supuesto. Y un compromiso muy fuerte porque, desde que llegamos el 2 de marzo a este trabajo, depositaron en nosotros su confianza. Así que hemos trabajado fuertemente para fortalecer esta confianza. Es un desafío muy grande y una responsabilidad muy fuerte para nosotros. Muy fuerte. Sí. Muy fuerte.
Si alguien quiere llorar, puede hacerlo…
-¿Carlos, qué fue lo que más le impactó cuando leyó el expediente?
-Lo que más impacta es cuando trabajar con las víctimas. Escuchar a la gente, conocer su historia. Y el daño que se ha manejado en el caso es de un enorme grado de confusión, a las víctimas, a la sociedad y de la credibilidad de éstas en las instituciones. Obviamente, también me impactó el grado de deshumanización. Cada caso siempre es nuevo. No, no te puedes insensibilizar frente al sufrimiento porque has visto cosas antes. Conocíamos el impacto del caso. Cuando la CIDH nos llamó por teléfono, dijo: “Queremos que estés en esta comisión. Tienes un día para pensarlo”. Mucha gente de México me dijo: “Uy, vaya lío en el que te has metido”.
-Le aterró la deshumanización.
-La deshumanización e indolencia alrededor del caso. Me duele más ésto que el comportamiento atroz. La deshumanización del otro, desde luego, es dura y terrible. Cuando alguien te dice que ha quemado cuerpos, que les ha disparados a personas. Eso es parte de la historia del sicariato, del militarismo…
-¿Qué le produjo conocer el caso del chico al que le desollaron la cara?
-Primero pensé en qué significa eso para los familiares o qué es lo que quieren ellos que se investigue del caso. O sea, el terror siempre ejemplifica, es muy racional. Pero el terror también es un método: la parálisis, que pases la página, que no te importe, que digas: “Seguro que el chilango, como así actúan los narcos, es un narco”.
¿Qué podemos hacer por Julio César Mondragón? Construir una historia que le dignifique, no que justifique la acción o aumente la sospecha, es que lo que se ha tratado de hacer. También debemos contribuir a saber qué fue lo que le pasó. Julio César, aunque todos nos quedamos en la imagen del cráneo desollado, fue torturado de una manera brutal, torturado en dos momentos distintos. Señalar la mortal tortura que sufrió y no quedarnos sólo en las maniobras de desollamiento, me parece importante.
Carlos Beristáin comparte que antes de presentar el informe sobre el caso Ayotzinapa el pasado 6 de septiembre, se reunió con los familiares de los desaparecidos y representantes del gobierno federal:
-Al Estado les presentamos las revelaciones para que no fuera una sorpresa, omitimos detalles. En el caso de las familias les adelantamos a grandes rasgos los descubrimientos. Eso les ayuda a prevenirse ante una experiencia estresante y dolorosa. Cuando se dio el asunto de la ropa, nos juntamos con ellas en la Normal para decirles que habíamos descubierto prendas. Todo mundo se quedó chocado-
– ¿Qué les dijeron?
-“¡Cómo es posible que ahora se encuentre esta ropa! ¿Por qué, qué ha pasado?”. Necesitas una explicación para asimilar un hecho así. Después llevamos las fotos de la ropa. Debemos ayudar a facilitar el proceso, hacer un ambiente de confianza, un contexto protegido en el que podamos charlar y donde, si alguien quiere llorar o salirse, puede hacerlo. Hay ese sentir de que ponen en nuestras manos cosas muy profundas. Sabemos que va a haber dolor y tenemos que hacerlo de una forma cuidadosa y positiva.
– Esperan la verdad…
– Las cosas, aunque sean dolorosas, cuando se hacen de esa manera, se asimilan mejor. La verdad duele, da rabia. Hay que ver qué se hace con esa ésta. Pero la verdad también quita pesos de encima. Creo que el informe ayuda en eso a los familiares. Y esto es importante en un contexto en que las versiones que ha recibido la sociedad han sido muy distorsionadas y han tenido un gran impacto- dice.
Hechos
Hechos.
De la reconstrucción de los hechos resalta que los normalistas llegaron a las afueras de Iguala con la intención de tomar autobuses para la marcha anual por el 2 de octubre, en la que se conmemora la masacre de Tlatelolco en 1968, pero sin pretender ingresar al centro de la ciudad. Tras tomar un autobús en el camino, se dirigieron e forma rápida a Iguala para dejar el pasaje, momento en el que quedaron encerrados en dicho vehículo y llamaron a sus compañeros, quienes se dirigieron a la central de Iguala para rescatarlos en los otros dos autobuses. En ese momento, los normalistas tomaron tres autobuses más.
Por lo anterior, cinco autobuses salieron de la estación por diferentes rutas, con el objetivo de salir de Iguala y dirigirse a Ayotzinapa.
Los normalistas llegaron al zócalo de Iguala cuando el evento del DIF hacía tiempo que había finalizado, no boicotearon ningún acto y no llevaban armas. Por otra parte, las autoridades conocían desde las 17:59 horas, a través del C-4, que los normalistas se dirigían a las afueras de Iguala y vigilaron in situ sus actividades. Es decir, no fueron confundidos con ningún grupo de la delincuencia organizada.
Los ataques contra los normalistas incluyeron nueve escenarios y episodios de violencia diferentes, en los cuales murieron seis personas, entre ellas dos normalistas que fueron ejecutados con disparos a quemarropa y otro más torturado y después asesinado. Además de los 43 jóvenes desaparecidos, otras cerca de 120 personas sufrieron ataques contra sus vidas por ser objeto de disparos; casi 40 de esas personas resultaron heridas, algunas de ellas de extrema gravedad, además de que un grupo de 14 normalistas fue perseguido. Los ataques se dieron entre las 21:40 horas y las 02:00 horas de la mañana aproximadamente, de los días 26 y 27 de septiembre de 2014, lo cual muestra la capacidad operativa y coordinación de las acciones de nivel centralizado.
La investigación del GIEI ha mostrado que existía información compartida de lo que estaba sucediendo en el ataque a los normalistas entre diferentes corporaciones del Estado, a través del C-4 y a través de otros mecanismos e instituciones.
Quien esto lea…
David Huerta, el poeta, escribe en las primeras páginas del manuscrito:
Quien esto lea debe saber
Que fue lanzado al mar de humo
De las ciudades
Como una señal del espíritu roto.
Es el libro Los 43 poetas por Ayotzinapa, editado de forma independiente por Ana Matías Rendón.
Son poetas que escriben en idioma otomí, maya, zapoteca, náhuatl. En tantos otros.
De ahí las palabras Kawierë ja’ay, del poeta mixe Martín Rodríguez Arellano:
Gente de Estado
No sonrías
No festejes
Mi desaparición forzada
Ni mi vida extinta.
No digas que el triunfo es tuyo,
No pienses que es a mí a quien dañas,
Porque sucede que tú eres yo.
Si no vuelvo a aparecer o me extingo
Significa que pronto perecerás.
El 27 Batallón
Claudia Paz lo explica con precisión: desde que se constituyó, el GIEI tiene dos fuentes de información. Una es el expediente, que es enorme, y la otra los testimonios y evidencias que recopilan de forma directa.
– ¿Hubo disposición plena de la autoridad?
– Sí, en general. Las diligencias más de 100, sin embargo con quien no hemos podido conversar de manera directa ni estar presentes en sus entrevistas es hablar con los miembros del 27 Batallón…
– ¿Cuál ha sido el argumento?
– Ha sido un argumento que realmente no compartimos, porque ha sido el argumento de que se podría vulnerar la legalidad. Sin embargo nosotros hemos tenido acceso a todas las fuentes que aparecen en el expediente cuando lo hemos solicitado. Hemos hablado de manera directa con los conductores de los autobuses, con los sobrevivientes, con los consignados, con las familias, con otros testigos, y hemos estado presentes cuando la PGR entrevistó oficialmente a los estudiantes también sin ningún problema.
De la lectura del expediente y de las declaraciones que ya se encuentran en el expediente de los integrantes del 27 Batallón, lo que nos queda a nosotros muy claro es que ellos presenciaron, en varias escenas, lo que estaba ocurriendo. Y por eso es para nosotros tan importante poderles entrevistar para tener nuevos elementos para la investigación, pero también nuevos elementos para la búsqueda… sabemos que informaron a sus superiores y necesitamos entrevistarlos para saber qué hicieron, qué dejaron de hacer.
– Al gobierno mexicano, es un hecho que no le gustó el informe. No lo dice abiertamente, claro, pero utiliza sus plumas a modo para criticarlo, desacreditarlo ante la sociedad mexicana, para demeritarlos a cada uno de ustedes…
– Yo creo que lo más importante es la fortaleza de nuestros argumentos. Cada hecho, cada frase que está mencionada en el informe tiene una fuente, una cita que se puede verificar. Afortunadamente, el expediente, por acceso a la información, ahora es público y cualquier ciudadano puede tomar lo que nosotros afirmamos y contrastarlo con el mismo expediente al que todos tienen acceso. Yo creo que es importante estar sujeto al escrutinio ciudadano y por eso nuestro trabajo es público, está en la WEB.
La verdad es incómoda
“Al gobierno no le gustó el informe. Comenzaron las críticas sobre la pertinencia de la investigación”, le preguntamos también a Carlos Beristáin:
-A mí no me importan las críticas. Las descalificaciones por otros intereses tampoco me interesan. Vamos a discutir los casos. Nosotros hemos sido invitados por el Estado mexicano a colaborar con la investigación, hemos avanzado en ella. Las autoridades con las que nos relacionamos, la Secretaría de Gobernación, PGR, han mostrado satisfacción por el trabajo que hemos realizado.
– ¿Así lo manifestaron?
– No existiría un quinto autobús sin la investigación. Hay verdades incómodas, en todos los lugares, pero la verdad es un valor importante. Y si es incómoda, hay que tener una actitud frente a la verdad, porque la negación de los hechos no sirve. Trabajamos sobre cosas que sabemos son delicadas, y estamos al tanto de que hay gente que puede tener interés en que no se conozca la verdad.
“El mismo Presidente ha dicho que quiere que el grupo se quede. Si alguien más quiera manipular, esa será otra historia”.
-Uno de los grandes énfasis de esta investigación es cambiar la actitud para enfrentar una tragedia humanitaria que no se reconoce.
-Uno puede ver el informe. Gente nos ha dicho: “Es que viene duro”, pero esa no es la cuestión. Lo que importa es si lo que nosotros revelamos tiene que ver con la verdad y si ayuda a esclarecerla. No me interesan los calificativos, sino los mecanismos que hay que poner en marcha. El mecanismo del grupo interdisciplinario de expertos independientes ha demostrado, a nosotros y al Estado mexicano, ser eficaz, novedoso. Es la primera vez que se pone en marcha uno así para un caso.
Superar…
Es el 4 de diciembre de 2014. Es el acto inaugural de un puente que comunica al municipio de Coyuca de Benitez con Acapulco, en Guerrero. Quien habla es el Presidente de México, Enrique Peña Nieto:
– Quiero convocarles para que con su capacidad, con su compromiso con su estado, con su comunidad, con sus propias familias, hagamos realmente un esfuerzo colectivo para que vayamos hacia delante y podamos realmente superar este momento de dolor.
Hechos
Hechos.
La complejidad de los presuntos hechos ocurridos el 27 de septiembre sumados a las circunstancias en las cuales la evidencia material fue recogida (con un vacío de custodia de más de 30 días) conlleva a la necesidad absoluta de realizar una investigación de altísimo nivel, con peritos de un nivel de formación y experiencia consistentes con la magnitud del problema.
Dada la hipótesis a validar, la investigación de incendios debió haber tomado un papel preponderante en la recolección y manejo de la evidencia material, definiendo en muchos casos, los protocolos a seguir. Este no fue el caso, con lo cual la evidencia recolectada no permite inferir mayores conclusiones acerca de los presuntos eventos ocurridos el 27 de septiembre o a su correlación con la hipótesis establecida a base de testimonios.
El informe incluye recomendaciones para el caso Ayotzinapa. Dichas recomendaciones subrayan la importancia de continuar unificando la investigación ya iniciada y considerar otras violaciones de derechos humanos y delitos no recogidos; llevar a cabo gestiones y diligencias pendientes y agotar todas las declaraciones testimoniales solicitadas por el GIEI y que aún no se han realizado. Investigar como línea prioritaria del desencadenamiento de la agresión contra los normalistas el móvil del traslado de estupefacientes. Investigar denuncias por malos tratos o torturas con las debidas garantías. Replantear algunas de las hipótesis del caso y líneas de investigación en función de los hallazgos proporcionados por la investigación del GIEI. También señala la necesidad de investigar posibles responsabilidades por su posible participación o no acción frente a los hechos, así como mantener los procesos de búsqueda abiertos con nuevas hipótesis en función de la información aportada en el informe.
Frentes diferentes
“En los hechos lo que a nosotros sí nos llama la atención es que se trató de un operativo a gran escala, en el que estaban actuando al menos dos policías municipales, que podían ejercer violencia y control en dos frentes distintos, porque los hechos violentos se desarrollan en por lo menos dos sitios y además es prolongado en el tiempo”: Claudia Paz.
Datos no incluidos
-Tomando en cuenta lo que hasta ahora se ha investigado, ¿podemos esperar una respuesta certera sobre el paradero de los cuerpos?
-Ojalá. Eso es lo que vamos a intentar. Si tenemos las condiciones para hacerlo, es lo que haremos. Si tenemos acuerdos de cómo orientar el trabajo, la disponibilidad y el equipo. Uno trabaja para lograrlo. Si no se piensa así, no es una buena actitud frente a la situación. Por otro lado, no somos ingenuos. Conocemos las enormes dificultades y laberintos en casos de desaparición forzadas. Vuelves y vas y terminas en el mismo sitio porque hay una historia tejida para que sea así. Hay todo un modus operandi orientado. Por es se lleva a cabo la desaparición, para el ocultamiento. Hay que buscar los factores que ayuden a quebrar esas estrategias de impunidad que conllevan. Es parte del desafío a partir de ahora. Nosotros tenemos un poder pequeño, relativo. No somos quienes dirigen la investigación. Ayudamos o tratamos de ayudar.
-¿Qué buscaba ese modus operandi.
-La desaparición forzada. Luego hay acciones que se casan con una versión y dejan de lado todas las otras posibilidades. Esa no es una buena actitud de investigación, porque dejas cosas por el camino. ¿Si eso es intencional? Nosotros no sabemos, no juzgamos. Nos interesa empujar. Nos interesa la corrección.
La verdad
-¿Hay posibilidades de conocer la verdad, Carlos?
-Hicimos un informe que tiene mucho de esa verdad que se ha tergiversado, que se ha omitido. De ahí en adelante, no. El desafío es poder esclarecer lo que sigue. Entiendo la desconfianza de las víctimas frente a Estado y una parte de la sociedad. Cuando llegamos a México nos dijeron: “No les van a dejar hacer, ustedes no van a poder, será muy complicado”. Pero hemos logrado muchas cosas. Vamos a ver.
No somos ingenuos. Yo he trabajado en las guerras en El Salvador, Colombia, Guatemala, en la República Centroafricana, en el Congo, en Argelia. Conocemos las dificultades, pero hemos venido a hacer un aporte y no a decir si México hizo o no hizo. Queremos empujar, porque es lo que la gente quiere. Los familiares quieren que avancemos. Estamos con el motor puesto en esa dirección.
Tareas urgentes
– ¿Qué falta, Claudia?
– Lo más importante para nosotros ahorita es seguir con tareas urgentes. Una tarea es la búsqueda. Encontrar a los jóvenes. Otra tarea urgente es una línea de investigación que nosotros le sugerimos a la PGR: indagar sobre el quinto bus. ¿Por qué el quito bus no está en la investigación? ¿Por qué aparece con hechos distintos a los narrados por los estudiantes? ¿Por qué nos presentan a nosotros un autobús con características distintas a las que se observan en el video? Esa línea de investigación se encuentra pendiente y sugerimos ahí que se haga a través de la asistencia jurídica con las autoridades de Estados Unidos.
Hechos
Hechos.
El GIEI fue creado por Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en acuerdo con el Estado mexicano y los representantes de las víctimas, para brindar asistencia técnica internacional desde la perspectiva de los derechos humanos en la investigación de la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Guerrero.
Su actuación forma parte de las Medidas Cautelares MC/409/14 y se da en el marco de las facultades de monitoreo que la CIDH ejerce sobre la situación de los derechos humanos en la región.
Su mandato inicial tuvo una duración de 6 meses, que transcurrieron del 2 de marzo al 2 de septiembre, y en la actualidad sigue su trabajo hasta que se definan las condiciones de una posible prórroga para proseguir con la investigación y el cumplimiento de las recomendaciones.
El GIEI espera que su informe constituya una herramienta para la lucha contra la impunidad y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos en el país.
Vivos se los llevaron
Te preguntas por ratos:
“Si a la octava de día de muertos vienen los que se ahorcaron,
¿Cuándo vendrán los vivos calcinados?
Te niegas a esta idea
Y emprendes la búsqueda
en valles, ríos, charcos, montañas, fosas clandestinas
con una pequeña luz que se ha multiplicado por las voces de otros:
Vivos se los llevaron,
vivos los queremos.”
Winal Xuul, poema de Briceida Cuevas
Modus Operandi
-¿Qué pasó con el quinto autobús, Carlos? ¿Por qué se ocultó? No aparece…
-Esa es una vía muy importante. Es la única que explica el nivel de agresión y el modus operandi, porque no hay otra. Esta hipótesis sí explica la saña, el modus operandi, el nivel de agresión de esa noche. Explica todo.♣