Son sus muertos… ¡asesinos!

Es su catástrofe.

Es el resultado más perverso de su negligencia, su olvido, su voracidad, su incapacidad, su corrupción, su vileza.

La destrucción casi total del sistema público de salud en los últimos 20 años, que comenzó con  Vicente Fox, se ahondó con Felipe Calderón y llegó a extremos de ignominia con Enrique Peña, ha sido, sin lugar a dudas, el principal desafío, descomunal, gigante, que México ha tenido que enfrentar en el año 2020, el Año de la Pandemia Covid-19.

¿Cómo evitar que colapse un desmantelado sistema sanitario, que tiene un añejo déficit de cientos de miles de médicas, enfermeros y personal de salud?

¿Cómo luchar contra una epidemia de la magnitud del coronavirus, con tan inmensa carencia de insumos, medicamentos, instrumentos y espacios hospitalarios adecuados, cuando estructuras sanitarias tan robustas y sólidas como la estadounidense, la española o la italiana simplemente han colapsado ante las aterradoras dimensiones del fenómeno?

Lo que ocurre en México es sólo la consecuencia de las políticas indolentes y de saqueo y desmantelamiento de la estructura sanitaria del Estado, que permitieron, por acción u omisión, Julio Frenk, secretario de Salud con Fox, José Ángel Córdoba y Salomón Chertorivski, titulares con Felipe Calderón. Lo que ocurre es producto de la negligencia corrupta de José Narro, del silencio de Mercedes Juan López, titulares con Enrique Peña.

Hay que señalarlos, identificarlos, responsabilizarlos: Santiago Levy, Fernando FloresJuan Molinar HorcasitasDaniel KaramJosé Antonio GonzálezMikel Arriola y Tuffic Miguel Ortega le deben explicaciones a México, le deben muchísimas explicaciones, por la destrucción del alguna vez poderoso Instituto Mexicano del Seguro Social, por sus niveles de corrupción, por su expolio, por su olvido.

Hay que señalarlos, identificarlos, responsabilizarlos: Benjamín González RoaroEnrique MorenoMiguel Ángel YunesJesús VillalobosSergio Hidalgo MonroySebastián Lerdo de TejadaLuis Antonio GodinaJosé Reyes Baeza y Florentino Castro, le deben a México muchas explicaciones, muchísimas, por la descomposición sistemática y sostenida del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, por su debacle, por su insultante destrucción profunda.

Los hechos sociales no pueden entenderse de forma aislada. Para que una epidemia cause en el mundo los estragos sociales, económicos y sanitarios que ha causado ya el Covid_19, deben revisarse las muchas aristas que la constituyen.

Y México no es una excepción: ahí está como componente la entronización de la industria de la comida chatarra, nuestra dominante posición mundial en consumo de refrescos y frituras ulraprocesadas, impulsada, prohijada por el neoliberalismo de los últimos 30 años -¡tuvimos como presidente a a un ex empleado de Coca Cola!- haciendo estragos en un país que ahora se compone por millones de personas diabéticas e hipertensas, de obesas mórbidas que son presa fácil del virus.

Ahí está también la pauperización de nuestro sistema educativo público: una máquina al servicio de intereses corporativos, que expulsó prioritariamente mano de obra calificada y barata, pero ignorante, incapaz de comprender más allá de lo elemental: analfabetas funcionales ajenos, por desconocimiento e ignorancia, al peligro que les acecha.

Ellos, ellas, destruyeron al IMSS, al ISSSTE y los sistemas estatales de Salud; ellos y ellas apoyaron a la industria de chatarra para que se adueñara de nuestros estómagos; ellos y ellas nos heredaron un sistema educativo miserable, que vomita analfabetas funcionales …y ahora, cínicos, siniestros, criminales, pretenden que la pandemia pase de largo por el México destruido que dejaron.

Cuando pase esta tragedia mundial, cuando el Año de la Pandemia Covid_19 sea sólo un mal recuerdo, México tendrá que ajustar cuentas pendientes con todos esos criminales, con todas esas criminales, que desde las estructuras del poder contribuyeron para que la catástrofe sanitaria tocara a nuestra puerta. Son sus muertos, asesinos, son su herencia, son su resultado.

Tendrá que saldarse, es la única forma de evitar que se repita. Es la única forma de desandar ese camino de oprobio y recomenzar.

Tendrá que condenarse a aquellos que cometieron traición contra los sistemas sanitarios públicos, y al mismo tiempo encomiar, reconocer y valorar el enorme esfuerzo de miles de valientes, miles de talentosos y esforzados mexicanos, de miles de valientes y talentosas mexicanas, que sacaron adelante el desafío titánico de luchar contra el coronavirus, rescatando de entre las ruinas, como pudieron, todo lo necesario para evitar que México sucumbiera ante la pandemia.

Foto: Pixabay
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