Luis Guillermo Hernández

@luisghernan

Muy «al natural», como él mismo dijo a principios de febrero, sin estrategia, planeación o robots, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, con apenas ochenta días en el gobierno, logró colarse al selecto grupo de los líderes políticos globales más influyentes en Twitter, una de las más poderosas redes sociales del Mundo.

Y no en cualquier sitio: López Obrador es ya el segundo mandatario del continente americano con mayor número de seguidores en su cuenta personal, sólo detrás del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El mexicano desplazó de los primeros sitios de influencia a líderes con más tiempo en el poder, como el presidente de Argentina, Mauricio Macri y el carismático Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau.

El presidente mexicano, a través de su cuenta @lopezobrador_ , es el mandatario latinoamericano con mayor número de seguidores en Twitter, con 5.72 millones de cuentas que replican, debaten y opinan sobre sus mensajes.

Ocupa también, desde entonces, el lugar número 8 entre los mas de 50 líderes políticos mundiales en funciones que utilizan esa red.

Y todo esto no es una anécdota o un dato curioso. No. La red social Twitter, junto con las igualmente poderosas Facebook e Instagram constituye la tríada que reina en el ecosistema digital global, donde se conocen, discuten y amplifican todos los mensajes que tienen impacto en tres mil 500 millones de personas/usuarios en todo el planeta.

Quien controla la discusión en las redes sociales, controla la discusión en buena parte de la humanidad.

No es casual que Trump sea el gobernante más influyente en Twitter, con 58 y medio millones de seguidores. Tampoco lo es que su antecesor, el demócrata Barak Obama, maneje una cuenta personal con 105 millones de usuarios conectados, o que el Papa Francisco, líder mundial del catolicismo, tenga cuentas en diversos idiomas que, en conjunto, alcanzan los 47 millones de seguidores.

El grupo selecto al que acaba de ingresar el presidente mexicano, con sus 5 millones de seguidores obtenidos «al natural», está constituido por hombres (y muy pocas mujeres) que inciden en la vida cotidiana de millones de personas de todo el globo: el poderoso Primer Ministro de India, Narendra Modi; el temido dirigente turco Recep Tayyip Erdoğan; Salman bin Abdulaziz, Rey de Arabia Saudita; HH Sheich Mohammed, Jeque de Emiratos Árabes Unidos.

Descarga la infografía para ver algunos de esos detalles:

DESCARGA LA INFOGRAFÍA

Twiplomacy, el influyente estudio global sobre la presencia y acción de líderes políticos en Twitter, diseñado por la agencia publicitaria mundial Burston-Marsteller, coloca a López Obrador en el lugar número 18 de su lista de los 50 líderes globales más importantes.

Pero ese Ranking incluye indiscriminadamente cuentas institucionales y cuentas personales: desde @RealDonaldTrump, la cuenta con la cual Donald Trump pone a temblar al mundo, hasta @Potus, la dirección oficial en Twitter de la Oficina del Presidente de Estados Unidos.

Lo mismo @10DowningStreet, que difunde las actividades públicas de la Primera Ministra inglesa, Theresa May, hasta la influyente @EstateDept, del Departamento de Estado de Estados Unidos, o @tcbestepe, la cuenta pública del gobierno de Turquía, y @KremlinRussia, la cuenta oficial de la oficina del líder ruso Vladimir Putin, el hombre más poderoso de lo que fue la Unión Soviética.

Porque la estrategia de comunicación digital de un gobierno se ha convertido, en los últimos cinco años, en un asunto medular para la estabilidad política y la seguridad nacional de algunas administraciones: «La diplomacia se está haciendo más visible y más visual a través de las redes sociales», dice Burston-Marsteller, «lo que una vez estuvo escondido detrás de puertas cerradas ahora se está haciendo público para que todos lo vean. La historia ahora se está inmortalizando en la plataforma móvil».

Prácticamente: si no está en Twitter, no existe:

«El noventa y siete por ciento de los 193 estados miembros de la ONU tienen una presencia oficial en la plataforma. Los gobiernos de solo seis países (Laos, Mauritania, Nicaragua, Corea del Norte, Swazilandia y Turkmenistán) no tienen presencia oficial en la plataforma», dice la consultora.

Algunos gobiernos, como el del brasileño Bolsonaro o el turco Endorgan, identificados entre los que mejor hacen uso de las redes, tienen grupos interdisciplinarios nutrido (más de 30 personas) que dirigen las estrategias digitales de sus gobiernos: comandos comunicativos, cuentas en distintos idiomas, redes interconectadas de flujo comunicacional, planeación estratégica, control de mensajes e interacción, análisis de comunicación política, despachos que modulan las interacciones. Las ciencias de la tecnología y la política unidas par aun fin: estar en la red.

Cuando le preguntaron sobre su manejo de comunicación digital, a principios de febrero, el Presidente López Obrador fue muy él:

«Recibimos una solicitud de información… que ya estamos dando respuesta… sobre quiénes manejan el equipo de redes sociales, quién maneja… quiénes manejan mi cuenta en redes sociales… mi Feis, el Tuiter, el Istengran… y la verdad, pues somos nosotros mismos, no hay aparato… y en la pregunta que si contratamos robots… esteeee… ¡No! ¡Es al natural!… esteee, en vivo… es el teléfono!»

El gasto dijo, es mínimo, por la austeridad republicana.

Al menos hasta ahora, eso le ha sido suficiente para consolidar casi de inmediato su posición como líder más influyente de Latinoamérica.

Es difícil saber si, por ejemplo, el hecho de que sus antecesores, el panista Felipe Calderón y el priista Enrique Peña Nieto, controlen cuentas de Twitter con capacidad de influencia aún superior a la suya, le signifique algo al Presidente López Obrador. Sobre todo en el contexto del duelo ideológico que encabeza su gobierno contra el modelo neoliberal que defienden y promueven ambos ex presidentes.

Sabedores del impacto de las redes en la acción de gobierno, en las que construyeron gruesos andamiajes burocráticos, ambos ex mandatarios utilizan seguidores fake para inflar sus respectivas cuentas, según los datos verificables de la aplicación TuitAudit:

Mientras que Peña Nieto, en su cuenta @EPN reporta alrededor de siete millones de seguidores, el 16% de éstos son cuentas falsas.

El caso de Calderón es aún peor: de acuerdo con TuitAudit, sólo el 55% de sus seguidores son personas reales. El resto son cuentas fantasma.

López Obrador tiene uno de los más altos registros de seguidores reales: 91%.

En términos globales, desde el 30 de noviembre, cuando su portada aún decía «Presidente Electo», hasta hoy, la cuenta de López Obrador ha sumado más de medio millón de seguidores. No hay datos precisos que permitan establecer si ese núcleo se ampliará globalmente o si el crecimiento solo será a nivel interno.

Al alcanzar el poder, tras varios intentos, el mandatario mexicano reconoció el valor fundamental de las «benditas redes sociales». Esas benditas, entonces, lo han colocado ahora en la cima mundial.

Recientemente, el canal de YouTube del presidente llegó a un millón de suscriptores, mientras que el conjunto de sus publicaciones en esa red alcanzó los 120 millones de visualizaciones.

Sus números aún son discretos en comparación con sus homólogos de India, Estados Unidos o Turquía, verdaderos maestros en el arte de los mensajes políticos en redes sociales, pero ya lo ubican como el más importante en América Latina.

En Facebook, su cuenta ya llegó a 6 millones, mientras que en Instagram cuenta con 385 mil seguidores.

La pregunta entonces, es pertinente:

¿Hasta qué punto decidirá crecer?

Compartir